La ciudad de la furia es un torbellino. Nos cautiva y atrae hasta su médula. Nos transforma. Nos incendia con luces caleidoscópicas. Nos enciende. La ciudad de la furia entiende nuestro espíritu. Le da de comer a nuestras energías ocultas hasta lograr la saciedad. Pero estas no se llenan nunca, siempre necesitan más.
La ciudad de la furia es adictiva. Tan adictiva que nos consume. Nos consume sin darnos cuenta. Nos carcome la vida. La quita de nuestros cuerpos. En verdad, nosotros nos entregamos a ella. Las sensaciones en la ciudad de la furia son incomparables y escandalosas. Son mortales. Damos nuestra vida con gusto. Morimos con una sonrisa en la cara. Porque en la ciudad de la furia, sólo existe el placer.
*Inspiración:"En la ciudad de la furia" de Soda Stereo

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