lunes, 24 de octubre de 2016

Insuficiente.

El dolor se acumula en mi pecho. Mis ojos comienzan a arder, pero trago mis lágrimas. No quiero sentirme menos, pero lo hago. No quiero sentirme tonta, pero lo hago. No quiero sentirme insuficiente, pero lo hago. Lo hago por los otros. Lo hago por la presión que la sociedad ejerce sobre mí. Presiones que me tironean para lados distintos, que me llevan, me traen, me revuelven. Me tiran en tantas direcciones que mi cuerpo deja se ser cuerpo y mi alma deja de ser espíritu. Me convierto en un envase, quebrado, resquebrajado, al que se le ha vaciado de contenido. Mis sentimientos, emociones, ideas, vuelan en el aire y se arremolinan hacia arriba. Lo único que queda de mí, son un par de lágrimas que acompañan mi carcasa vacía. Si es que puedo decir, que eso, alguna vez fue mío.

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